domingo, 19 de enero de 2025

Sobre las neuroasociaciones

familia feliz

letra empiezo con la siguiente aseveración: "Lo importante para mantenernos felices y saludables a lo largo de la vida es la calidad de nuestras relaciones”, dicho por Robert Waldinger, psiquiatra y cuarto director del estudio sobre desarrollo adulto de Harvard, una investigación que comenzó hace más de siete décadas y ha sido conocida comúnmente como ‘el estudio más prolongado sobre la felicidad’.

La universidad empezó este proyecto en 1938 con 700 hombres jóvenes, monitoreando su estado mental, físico y emocional. El estudio continúa ahora con más de mil hombres y mujeres, hijos de los participantes originales. De acuerdo con el especialista, a lo largo de la investigación se ha encontrado que “en las personas más satisfechas con sus relaciones y más conectadas a otros, el cuerpo y el cerebro se mantienen saludables por más tiempo”.

La necesidad de generar un vínculo con los demás responde a un instinto básico de supervivencia y esto trasciende a todos los procesos históricos de la humanidad. Si bien parece que cada día las personas deciden estar más solas y retraídas en sí mismas, las condiciones sociales y ambientales continúan apostándole a ese gran tejido colectivo de relaciones mútuas que desemboca en soluciones de todo tipo, como el contacto a través de redes sociales, aplicaciones innovadoras y todo tipo de nuevas tecnologías de la comunicación.

En este sentido, las conexiones sociales generan un circuito de retroalimentación positiva, con un estado de bienestar social, emocional y físico. Se ha podido determinar, por ejemplo, que las buenas relaciones personales contribuyen a reducir cuadros de ansiedad o depresión. Otro de sus beneficios es que ayudan a fortalecer el sistema inmunológico, reduciendo el impacto de determinadas enfermedades y llegando a alargar la esperanza de vida.

Es más, según el National Institute on Ageing (NIA) de Estados Unidos, los adultos que están solos o socialmente aislados son menos saludables, tienen estadías hospitalarias más prolongadas, son readmitidos en el hospital con más frecuencia y tienen más probabilidad de fallecer antes que aquellos con interacciones sociales significativas y de apoyo.

La soledad fue llamada con insistencia el mal del siglo XX, pero actualmente sus estadísticas van en ascenso. Recientes investigaciones han demostrado que la soledad es una de las principales causas de infelicidad y, aunque no constituye en sí misma un trastorno, está asociada a sentimientos de descontento y ansiedad que podrían desembocar en una depresión.

Es importante señalar que no es lo mismo estar solo que sentirse solo. Lo primero es un estado objetivo, e implica aislamiento físico de los demás. Por otro lado, sentirse solo tiene una relación con nuestro bienestar, implica hallarse inmerso en una experiencia subjetiva en la que se experimenta un aislamiento psicológico. Tanto es posible pasar un día solo sin sentir soledad, como estar rodeado de personas y sentirse completamente solo.

Algunos especialistas consideran que las personas que se sienten solas experimentan dolor emocional. Perder el sentido de interconexión y comunidad puede cambiar la forma en que una persona ve el mundo.

El dolor emocional puede activar las mismas respuestas de estrés en el cuerpo que el dolor físico. Cuando esto se prolonga durante mucho tiempo, puede provocar una inflamación crónica (liberación sobreactiva o prolongada de sustancias que pueden dañar los tejidos) y una inmunidad reducida (capacidad para combatir enfermedades). Esto aumenta el riesgo de enfermedades crónicas y puede dejar a una persona más vulnerable ante determinadas patologías.

De acuerdo con el National Institute on Ageing (NIA), el aislamiento social y la soledad también pueden ser perjudiciales para la salud cerebral, pues se les ha relacionado con una función cognitiva más deficiente y un mayor riesgo de demencia. Además, la poca actividad social y estar a solas la mayor parte del tiempo puede contribuir a una disminución en la capacidad para realizar tareas cotidianas como conducir, pagar facturas, tomar medicamentos y cocinar.

Los periodos de soledad forman parte inherente de la experiencia vital, pero también existen espacios para mantenerse activo y en contacto con los demás.

Se ha comprobado que las personas que participan en actividades productivas y significativas, que disfrutan con otros tienen un sentido de propósito y tienden a vivir más tiempo. Actividades como meditar, amar y compartir con alguien que te llene o practicar un ritual antes de dormir pueden ayudar a mejorar el estado de ánimo, el bienestar y la función cognitiva.

Juan Carlos Santacruz, uno de los autores del libro Guía práctica para poner a punto tu organismo, menciona que “el paraguas de las emociones es una neuroasociación Es el comportamiento del cerebro con las asociaciones que hacemos en todos lo escenarios de relaciones ya sea con alimentos, gente, entorno, trabajo, etc”.

En términos más específicos, una neuroasociación. es la relación que se crea entre las experiencias y las emociones o pensamientos conectados a ellas. Estas pueden ser positivas o negativas, pero son sumamente importantes cuando se establece una relación con los demás.

Las neuroasociaciones son conexiones entre estímulos y respuestas en nuestro cerebro, 09lodonde ciertos eventos o experiencias se asocian con sensaciones de placer o dolor. Estas asociaciones influyen en nuestras decisiones, comportamientos y emociones a nivel tanto profesional como personal.

En esencia, se trata de un proceso desarrollado paso a paso, capaz de condicionar nuestro sistema neurológico para vincular o asociar placer con aquello hacia lo que anhelamos progresar constantemente, y sufrimiento o dolor con algo que necesitamos evitar para conseguir éxito en algún propósito, sin necesidad de realizar esfuerzos conscientes o aplicar la fuerza de voluntad. Conviene recordar que, lo que determina nuestras emociones y comportamientos son los sentimientos que condicionan nuestro sistema nervioso.

En este sentido, es importante “la creación de una experiencia para que mente, cerebro y cuerpo disfruten y generen la relajación del sistema nervioso con todas las cosas que se realizan (tareas del hogar, trabajo, relaciones interpersonales, etc.). Esto induce placer, conexión, seguridad emocional y sentimientos de amor, todo lo cual lo genera una neuroasociación positiva que hace posible tener en mejor disposición de eficiencia a los órganos de limpieza del organismo”, menciona el libro.

Las neuroasociaciones se desarrollan de forma subconsciente cuando se experimentan emociones o comportamientos de manera consistente. Por ejemplo, si se permite experimentar emociones como la ira o gritar a un ser querido, se refuerza la conexión neural y aumenta la probabilidad de volver a hacerlo.

El entrenamiento neuro-asociativo es un proceso que condiciona el sistema neurológico para vincular placer con lo que se desea y dolor con lo que se debe evitar para alcanzar un objetivo.

Tony Robbins, en su libro 𝑪𝒐𝒏𝒕𝒓𝒐𝒍𝒆 𝒔𝒖 𝒅𝒆𝒔𝒕𝒊𝒏𝒐, habla sobre las neuroasociaciones de dolor y placer. Robbins propone un ejercicio para crear un cambio duradero que consiste en:

  1. Escribir cuatro acciones que se necesitan emprender y que se han estado posponiendo.
  2. Bajo cada acción, escribir la respuesta a la pregunta: ¿Por qué no se ha emprendido esta acción? ¿Qué dolor se ha vinculado con esta acción?.
  3. Anotar todo el placer que se ha experimentado en el pasado al concederse la realización de esa pauta negativa.

En la medida en que una conexión nos resulte favorecedora y se pueda asociar de manera positiva, el cuerpo también obtendrá beneficios físicos y emocionales. Así, por ejemplo, a la hora de crear una relación amorosa, se ha descubierto que el cuerpo disminuye el deterioro mental ya que el amor implica el desafío de estar en constante comunicación y negociación; aumenta la empatía, al tener que ponerse en el lugar del otro, y en términos prácticos se regulan algunos elementos de la vida cotidiana, como el ritmo de las horas de sueño/vigilia y los espacios de trabajo/ocio.

Según Leany Blandón, nutricionista y también autora del libro Guía práctica para poner a punto tu organismo, el concepto de neuroasociación es importante para entender que “se puede disfrutar intensamente de cada momento y que esa debe ser la esencia de la vida”.

Aquí se expone un ejercicio muy interesante para llevar a cabo todas esas acciones que emprendemos y nunca terminamos por falta de voluntad o miedo al dolor que nos hace sentir. Este es un extracto del libro "Controle su destino" escrito por el padre del PNL Tony Robbins.

"¿Por qué la gente persiste en una relación insatisfactoria y no está dispuesta a trabajar para encontrar soluciones o darla por terminada y seguir su camino? Porque sabe que el cambio conduce hacia lo desconocido y la mayoría de la gente cree que lo desconocido será mucho más doloroso de lo que ya está experimentando. Si queremos mantener unas relaciones íntimas, tenemos que superar nuestros miedos al rechazo y a la vulnerabilidad. Si tenemos la intención de emprender un negocio, tenemos que estar dispuestos a superar nuestro temor a perder seguridad. De hecho, la mayoría de las cosas que consideramos valiosas en nuestras vidas nos exigen ir en contra de los acondicionamientos básicos de nuestro sistema nervioso. Tenemos que asegurarnos de vivir nuestra vida en el presente y de responder a las cosas que sean reales y no a los temores de lo que fue o de lo que podría ser algún día. La clave consiste en recordar que no nos alejamos del dolor real, sino que nos alejamos de lo que creemos nos conducirá hacia él.

Hagamos unos cambios ahora mismo, escriba cuatro acciones que necesite emprender y que haya estado posponiendo, quizá necesite perder algo de peso o dejar de fumar. Quizá necesite comunicarse con alguien que le atrae o volver a conectar con alguien importante para usted.

En segundo lugar, bajo cada una de esas acciones, escriba la respuesta a la siguiente pregunta: ¿Por qué no he emprendido esta acción? ¿Qué dolor he vinculado en el pasado con esta acción? La contestación a esta pregunta le ayudará a comprender que ha asociado un mayor dolor a emprender la acción que no a hacerlo.

En tercer lugar, anote todo el placer que ha experimentado en el pasado al concederse la realización de esa pauta negativa, por ejemplo si cree que debe de perder algo de peso, ¿por qué ha seguido comiendo comida basura? ¿estás evitando el dolor de privarse de eso? Y al mismo tiempo ¿por qué eso le hace sentir bien ahora mismo¿ ¿le proporciona placer? ¡un placer inmediato! Y nadie quiere abandonar esas sensaciones. Para crear un cambio perdurable necesitamos encontrar una forma de obtener el mismo placer sin ninguna de sus consecuencias negativas. Identificar el placder que haya estado obteniendo le ayudará a averiguar cuál es su objetivo.

En cuarto lugar, anote cual será el precio que tendrá que pagar si no cambia ahora. ¿qué ocurriría si no dejará de comer tanto azúcar y grasa? ¿y si no dejara de fumar? ¿y si no hace esa llamada telefónica que sabe que necesita hacer? ¿y si no empieza a trabajar cada día de forma metódica? Sea honrado consigo mismo y anote lo que eso puede costarle en los próximos 3, 4 o 5 años. ¿Qué le va a costar emocionalmente? ¿Qué le va a costar en términos de autoimagen? ¿qué le costará a su nivel de energía física? ¿qué le costará a sus sentimientos de autoestima? ¿o financieramente? ¿qué le costará en sus relaciones con las personas que más le importan? ¿y cómo le hace sentirse eso? No se limite a decir: Me costará dinero, engordaré, eso no es suficiente. Debe de recordar que son las emociones las que nos impulsan. Así pues, asóciese y use el dolor como amigo, como algo que puede impulsarle hacia un nuevo nivel de éxito.

Y por último, consiste en anotar todo el placer que recibiría al emprender cada una de estas acciones ahora mismo. Haga una lista enorme, que le impulse emocionalmente, que consiga estimularle de verdad, obtendrá la sensación de haber conseguido el control real de mi vida, de saber que estoy a cargo de ella. Adquiriré un nuevo nivel de confianza en mí misma y obtendré vitalidad y salud física. Seré capaz de fortalecer todas mis relaciones y desarrollaré una mayor fuerza de voluntad, que podré utilizar en cualquier otro ámbito de mi vida". 

  1. Desempeño Laboral: Asociar experiencias laborales con sensaciones positivas puede mejorar la motivación, productividad y satisfacción en el trabajo. Por ejemplo, una presentación exitosa puede asociarse con sentimientos de logro y orgullo, reforzando conductas productivas.
  2. Relaciones Interpersonales: Asociaciones positivas pueden fortalecer nuestras relaciones al vincular interacciones sociales con sensaciones de felicidad y seguridad, mientras que asociaciones negativas pueden generar estrés y conflictos.
  3. Gestión del Estrés: Utilizar neuroasociaciones para vincular actividades de relajación con sensaciones de calma puede ser una herramienta efectiva para reducir el estrés y la ansiedad.
    1. Anclaje: Consiste en crear una respuesta emocional positiva a través de un estímulo específico, como una palabra o un gesto, para evocar automáticamente una sensación deseada en momentos de estrés o inseguridad.
    2. Reencuadre: Cambiar la interpretación de una experiencia negativa para encontrarle un aspecto positivo, transformando así la asociación original. Por ejemplo, ver un error como una oportunidad de aprendizaje en lugar de un fracaso.
    3. Visualización: Imaginar vividamente el éxito en una tarea puede asociar la actividad con emociones positivas, aumentando la confianza y la probabilidad de lograr los objetivos.
    4. Implementando estas técnicas, puedes reprogramar tus neuroasociaciones para potenciar tu bienestar y éxito tanto en tu vida profesional como personal.