Todos hemos recibido suficiente información (básicamente de internet especialmente por las Redes Sociales) sobre lo que es negativo para el funcionamiento de órganos vitales como el corazón, el estómago o el hígado, no obstante, hay muchos hábitos cotidianos en apariencia inocuos que afectan de manera muy determinante a nuestro cerebro.
En algún momento, todos hacemos cosas que sabemos que no debemos hacer, como tomar unas cuantas copas de más, comernos otro postre, fumar o saltarnos el gimnasio. Somos más o menos conscientes de que estas decisiones pueden afectar a la salud de nuestro corazón, intestino, riñones, hígado, pulmones, músculos y articulaciones, entre otras cosas.
Sin embargo, algunos de nuestros malos hábitos cotidianos pueden pasar factura directamente a nuestro cerebro. No estamos hablando del abuso del alcohol o el consumo de drogas ilegales, que son los más comentados, sino de otros hábitos aparentemente inofensivos. Por ejemplo, la pérdida de sueño puede ser a la larga una causa de demencia, incluida la enfermedad de Alzheimer. Consumir comida basura puede afectar a la capacidad de aprender y provocar depresión.
Lo peor de estas conexiones entre hábitos y enfermedad es que son una trampa: una vez el tejido cerebral está dañado, es más fácil que se repita esa conducta. Por ejemplo, las personas con depresión cada vez tienen menos ganas de moverse, aunque el ejercicio es una de las mejores formas de combatir esta dolencia.
Los párrafos precedentes son como la "luz roja" que deberían ponerte sobre aviso. Ahora, llegó el momento de moverse, y entrar al siguiente nivel, en otras palabras, ir tras los hallazgos científicos que nos alertan sobre la erradicación de los hábitos que atentan contra la salud de nuestros cerebros, lo cual inicia desde el mismísimo párrafo que sigue.
Previa investigación exhaustiva de un tema tan trascendental, y respondiendo a una compilación muy detallada, se expone a continuación una lista de algunas de las conductas cotidianas aparentemente inocuas que pueden afectar seriamente al cerebro, aclarando que el orden en que se expusieron no necesariamente referencia escala de importancia; los titulares del índice adjunto te dan una visión de los aspectos importantes de este tema:
- Saltar el desayuno
- Acostarse a dormir muy tarde que incide en no durmir los suficiente
- Alto conzumo de azúcares, panes, pasta, y otros edulcorantes
- Usar gorro, bufanda o calcetines, mientras usted duerme
- Bloquear o contener la orina
- Comer en exceso, particularmente carnes rojas
- Evitar salir y encerrarse en su casa
- No hacer ejercicios ni participar en ejercicios grupales
- Soledad
- Estar quejándose de todo
- Fumar
- Exponerse frecuentemente a ambientes contaminados
- Ingesta de alcohol
- Estrés y violencia
- Falta de estímulos mentales y ejercicio
- Vivir en la oscuridad
- Consumir demasiadas noticias (particularmente las negativas)
- Escuchar la música demasiado alta
- Demasiadas horas delante de una pantalla
- Pasar el día sentados
- Falta de pensamientos estimulantes
- Cabeza cubierta mientras duerme
- Hablar raramente
- Consumo excesivo de café
- Grasas saturadas
- Referencias
- Créditos bibliográficos
1. Saltar el desayuno
El desayuno es esencial para reponer energía después de la noche. Saltárselo puede afectar la concentración y la memoria.
El cerebro necesita glucosa para funcionar correctamente.
El desayuno te proporcionará los nutrientes necesarios para tener energía y comenzar a el día activo. Comer los alimentos adecuados harán que tu cerebro funcione. De lo contrario, éste se encargara de mandar señales de emergencia para tener "combustible"; trayendo como consecuencia enfermedades graves como: obesidad, colesterol alto, diabetes e incluso el peligro de sufrir convulsiones.
Alimentos adecuadamente en el desayuno significa que el cerebro funcione. De lo contrario, se encargará de mandar señales de emergencia para tener "combustible"; trayendo como consecuencia enfermedades graves como: obesidad, colesterol alto y diabetes.
Volver al indice2. Acostarse a dormir muy tarde que incide en no dormir los suficiente
Dormir tarde interrumpe el ciclo circadiano, elimnando la posibilidad de un sueño de calidad y esto tiene un impacto directo en la energía mental, la memoria, el aprendizaje, las capacidades cognitivas y el estado de ánimo.
Se recomienda dormir entre 7 y 9 horas para mantener un cerebro saludable.
Necesitamos ocho horas de sueño por noche para que el cerebro descanse, a fin de que los procesos metabólicos se lleven a cabo correctamente con la energía resultante producida, así como para la renovación celular. Privarse del sueño acelera la muerte de las células cerebrales a corto plazo, y te mantendrá cansado y de mal humor durante todo el día.
Pero para muchos puede resultar una utopía. Menos de seis horas de sueño pueden producir un deterioro de la atención, la memoria de trabajo, la consolidación de recuerdos, la alerta, el juicio, la toma de decisiones y muchas otras funciones.
Cuando el insomnio se convierte en crónico, los fallos en la memoria y en el procesamiento del cerebro pueden llegar a hacerse permanentes, y aumentar el riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
Obsesionarse con dormir más puede ser incluso contraproducente. Lo más efectivo es crear las rutinas y el entorno adecuados para que el sueño llegue por sí solo.
No dormir lo suficiente acelera la muerte de las células cerebrales a corto plazo, y te mantendrá cansado y de mal humor durante todo el día.
Volver al indice3. Alto conzumo de azúcares, panes, pasta, y otros edulcorantes
El exceso de azúcar y carbohidratos refinados puede dañar las funciones cognitivas y aumentar el riesgo de enfermedades como la diabetes, que impcta negativamente el cerebro.
Los antojos de azúcar son una forma en la que nuestro organismo busca automedicarse frente al estrés. Sin embargo, tomar demasiada azúcar provoca altibajos en los niveles de glucosa en sangre, lo que agrava la situación, produciendo mal humor, depresión, ansiedad y un mayor riesgo de enfermedades neurodegenerativas.
El consumo excesivo de azúcar provoca altibajos en los niveles de glucosa en sangre. Estos altibajos pueden producir mal humor, depresión, ansiedad y un mayor riesgo de enfermedades neurodegenerativas.
En el caso de los edulcorantes, éstos provocan ansiedad, estrés y estimulan en exceso el funcionamiento de las glándulas suprarrenales. Aunque se suele sustituir el azúcar común por edulcorante por la creencia de que es más saludable, lo cierto es que, a largo plazo, no hay mayor diferencia entre uno y otro, pues ambos afectan las capacidades cognitivas como la memoria y el aprendizaje, además de que sobreexcitan la ansiedad.
Volver al indice4. Usar gorro, bufanda o calcetines, mientras usted duerme.
Cubrirse demasiado durante el sueño puede alterar la temperatura corporal, interrumpiendo el descanso y afectandom la concentración al día siguiente.
Volver al indice5. Bloquear o contener la orina
Contener la orina genera presión en la vejiga y aumenta el estrés, l que puede interferir con el descanso y afectar l función cerebral.
Volver al indice6. Comer en exceso, particularmente carnes rojas.
Comer alimentos que el cuerpo no necesita provoca una acumulación de sustancias residuales en forma de grasas y endurecimiento de las arterias cerebrales, lo que afecta su correcto funcionamiento.
Un alto consumo de carnes rojas procesadas puede aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, lo que afecta la circulación sanguínea al cerebro.
Volver al indice7. Evitar salir y encerrarse en su casa
La falta de sol y actividad social puede afectar el estado de ánimo y la salud cerebral. ya que el sol es vital para la producción de vitamina D y la interacción social estimula el cerebro.
Volver al indice8. No hacer ejercicios ni participar en ejercicios grupales.
El ejercicio mejora la circulación cerebral y las interacciones sociales fortalecen las habilidades cognitivas.
No hacer ejercicio o aislarse puede disminuir la función cerebral.
La revista Neurobiology of Aging nos menciona que hacer ejercicio por lo menos tres días a la semana mantiene el cerebro bien estructurado y acelera su funcionamiento.
Por otra parte si no realizas alguna actividad física, ese órgano se va haciendo viejo y corres más riesgos de padecer alguna enfermedad cerebral.
Volver al indice9. Soledad
El cerebro evolucionó para ser capaces de trabajar en equipo y sobrevivir. De allí no es de extrañar que la falta de socialización tenga efectos tan devastadores en la salud del cerebro.
Para muchas personas dejar de frecuentar a sus amigos o no hacer nuevas amistades se va infiltrando en sus vidas, ignorando que tal modo de vida es totalmente contraproducente. La soledad afecta negativamente la salud mental.
Los especialistas advierten que la soledad y el aislamiento social están vinculados con la atrofia cerebral, especialmente en regiones relacionadas con la memoria y cognición, como el hipocampo y la corteza prefrontal.
Los vínculos sociales estimulan el cerebro, mejoran la memoria y reducen el riesgo de enfermedades cerebrales.
De hecho, durante la pandemia quedaron comprobados los efectos del aislamiento en nuestra salud mental y nuestra capacidad de socialización.
Los expertos están empezando a descubrir que las secuelas psicológicas dejadas por la pandemia de Covid y que están relacionadas con la falta de conexiones sociales. Relacionarse con los demás estimula la neuroplasticidad, es decir, la creación de nuevas conexiones y nuevas neuronas en el cerebro, prolonga la vida y protege contra las enfermedades neurodegenerativas. Los estudios también han encontrado que el aislamiento aumenta el riesgo de padecer un infarto cerebral.
Volver al indice10. Estar quejándose de todo.
La actitud negativa y el estrés constante dañan el cerebro.
Practicar la gratitud y el optimismo puede mejorar la salud cerebral y reducir el deterioro cognitivo.
Volver al indice11. Fumar
El terrible hábito de fumar reduce considerablemente la materia cerebral y el suministro de oxígeno al cerebro. Se ha demostrado que promueve la aparición de enfermedades neurodegenerativas como el Alzhéimer.
Además, las aminas heterocíclicas que se liberan durante la combustión del cigarrillo interfieren con la replicación correcta del ADN, causando mutaciones que dan lugar a células cancerosas.
Volver al indice12. Exponerse frecuentemente a ambientes contaminados
El cerebro necesita un suministro constante de oxígeno, pero diferentes sustancias tóxicas podrían interferir con el intercambio de gases, transporte y procesamiento de oxígeno hacia las células, lo que reduce la eficiencia cerebral.
Volver al indice13. Ingesta de alcohol
El alcohol no aporta nutrientes para el organismo, solo es una fuente extra de calorías para nuestro cuerpo, y junto al cigarrillo, una de las sustancias más adictivas y nocivas para el ser humano. Además de los conocidos efectos perjudiciales del consumo excesivo de alcohol para nuestro sistema digestivo, ejerce también una influencia bastante negativa para el órgano cerebral.
El alcohol puede arruinar tus órganos, principalmente el sistema nervioso, el hígado y el corazón. Impacta las reacciones químicas que tienen lugar en el cerebro.
El consumo de alcohol afecta la memoria, el habla, el juicio y el equilibrio.
En principio, el alcohol afecta la zona prefrontal de nuestro cerebro, que es el área que controla las funciones de acción y ejecución, como el desarrollo de estrategias, las ideas, la planificación, la memoria de trabajo o de aprendizaje, la atención selectiva y el control de la conducta. También puede provocar la alteración de otras áreas relacionadas al comportamiento y las funciones motrices. Por otra parte, resulta evidente que el alcohol influye negativamente al cerebro ya que produce los dolores de cabeza bien conocidos como “resaca”, causa mareos, altera la actitud, desequilibra el estado de ánimo y produce pérdidas de memoria momentáneas. Aunque estos efectos desaparecen en horas, si se bebe alcohol en exceso puede dañar permanentemente las funciones cognitivas.
Además, se ha demostrado además que el consumo de alcohol afecta el cerebro adolescente ocasionando "fallas irreversibles" en el desarrollo del sistema nervioso.
Finalmente, aunque el mito de que el alcohol “mata” neuronas no es cierto o al menos no ha sido comprobado, la realidad es que sí las deteriora, puesto que influye en la conexión entre las neuronas reduciendo la velocidad con la que se transmiten los impulsos nerviosos y además menoscaba las dendritas en ellas, encargadas de transmitir información al cerebelo; todo esto puede producir otras condiciones negativas para el órgano, como la atrofia cerebral. Y, si el hígado, afectado por el alcohol, no filtra las toxinas apropiadamente, estas pueden dirigirse al cerebro y ocasionar una encefalopatía hepática.
Volver al indice14. Estrés y violencia
Se sabe que el estrés provoca varias reacciones al sistema nervioso, algunas de las cuales reducen la capacidad mental y también aumentan el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular y ataques cardíacos.
En este sentido, atravesar un estrés crónico eleva los niveles de cortisol, una hormona que en exceso puede ser neurotóxica. Y estudios científicos comprobaron que pueden llevar a la atrofia del hipocampo.
"El estrés crónico también se ha asociado con un mayor riesgo de desarrollar problemas de salud mental, como depresión y ansiedad", explica una publicación del Instituto de Neurociencias Aplicadas.
Créditos bibliográficos