viernes, 1 de agosto de 2025

Salud, vacaciones y felicidad

vacacionistas
| Agosto, vacaciones y felicidad: conforman una excelente combinación.
 

letra Vacaciones, pero: ¿Por qué la llegada del período de las vacaciones producen tanta felicidad en la gente? Según la ciencia, las vacaciones o días de descanso son una fuente de bienestar que influye positivamente en nuestra salud física y mental. Igualmente cierto es que la felicidad es una emoción que todos buscamos y al contar con tiempo libre, se nos permite desconectar de las obligaciones y disfrutar de actividades placenteras.

Muchas personas se sienten culpables o ansiosas cuando se toman un descanso de sus obligaciones laborales, pero lo cierto es que hacerlo puede traer beneficios tanto para la salud física como mental.

Percepción de las vacaciones

Mihaly Csikszentmihalyi, reconocido por su trabajo sobre el estado de flujo, nos ofrece pistas valiosas. Él argumenta que la felicidad no reside en la mera ausencia de trabajo, sino en encontrar actividades que nos absorban completamente, permitiéndonos conectar con nuestra creatividad y sentido de propósito. Paradójicamente, muchos encuentran este estado en el trabajo, mientras que, en sus vacaciones, atrapados en itinerarios recargados o en la pereza de hacer nada, lo pierden.

El ocio auténtico, como lo entendía el filósofo Josef Pieper, no es simplemente descanso del trabajo, sino una apertura hacia lo contemplativo, hacia lo que nos conecta con lo trascendente y con nuestra propia humanidad.

Sin embargo, en nuestra cultura actual, las vacaciones se han convertido en una extensión del mundo del consumo. Elegimos destinos por su “instagramabilidad”, acumulamos experiencias como si fueran trofeos, pero ¿realmente nos detenemos a contemplar, a estar? El problema, quizá, no sean las vacaciones en sí, sino cómo las abordamos.

En un mundo que glorifica la productividad, incluso el ocio está supeditado a la óptica del “horario”. Nos sentimos culpables si “no hacemos nada”, como si nuestra valía estuviera vinculada exclusivamente a lo que producimos, incluso cuando se trata de disfrute. Y así, regresamos de las vacaciones igual de agotados, o más, que al inicio.

Una forma de replantear nuestras vacaciones es darles un propósito más allá de la huida. Dejarnos sorprender, conectar con la naturaleza, o simplemente redescubrir la alegría en lo cotidiano. Las vacaciones podrían ser un tiempo para cultivar aquello que olvidamos en el trajín diario: la contemplación, la creatividad y, sobre todo, la gratitud.

Esto no significa que debamos pasar nuestras vacaciones en silencio monástico o aislados del mundo, sino que aprendamos a equilibrar la acción con la contemplación. Volver a descubrir la profundidad en un atardecer, el placer de una conversación sin prisas o la riqueza de un libro que nos interpele. Permitirnos estar presentes, sin la urgencia de capturar cada instante para las redes sociales.

Quizá, al final, el propósito más profundo de las vacaciones sea recordarnos que la felicidad no es un destino, sino un modo de viajar. No se trata de huir del trabajo o de nuestras rutinas, sino de aprender a encontrar en cada día espacios para fluir, para crear, para ser. Y si logramos hacer esto, nuestras vacaciones podrían convertirse no solo en un periodo de descanso, sino en una escuela de vida.

La próxima vez que planees tus vacaciones, tal vez valga la pena reflexionar: ¿esto que estoy buscando fuera, podría encontrarlo también dentro? La verdadera felicidad no se encuentra en un lugar, sino en cómo habitamos el tiempo, en cómo convertimos cada instante en una oportunidad para crecer, para conectar, para abrirnos a los demás.

Y así, quizá, nuestras vacaciones dejen de ser un paréntesis y se transformen en un recordatorio de lo que la vida podría ser todos los días: un espacio para lo importante, lo bello, lo humano. Una invitación a redescubrirnos y redescubrir el mundo que nos rodea.

Beneficios de las vacaciones

Diversos estudios científicos, concluyeron que desconectarse del trabajo de forma periódica redunda en los siguientes beneficios:

Reducir el estrés. El estrés crónico es un problema que afecta a muchas personas y que tiene consecuencias negativas para el organismo, como alteraciones del sueño, ansiedad, depresión, problemas cardiovasculares o inmunológicos. Las vacaciones nos ayudan a romper con la rutina y a relajarnos, lo que disminuye los niveles de cortisol, la hormona del estrés.

Aumentar la creatividad. La creatividad es una habilidad que nos permite generar ideas originales y resolver problemas de forma innovadora. Las vacaciones estimulan la creatividad al exponernos a nuevos estímulos, como paisajes, culturas, idiomas o experiencias. Además, al tener más tiempo libre, podemos dedicarnos a actividades que fomentan el pensamiento divergente, como leer, escribir, dibujar o tocar un instrumento.

Mejorar las relaciones sociales. Las vacaciones son una oportunidad para fortalecer los vínculos afectivos con nuestra familia, pareja o amigos. Al compartir momentos de ocio, diversión y complicidad, aumentamos la confianza, la comunicación y el apoyo mutuo. Asimismo, esos días libres nos permiten conocer gente nueva y ampliar nuestro círculo social, lo que también contribuye a nuestra felicidad.

Potenciar el aprendizaje. Las vacaciones son una ocasión para adquirir nuevos conocimientos y habilidades. Ya sea visitando un museo, aprendiendo un idioma, practicando un deporte o descubriendo una gastronomía, las vacaciones nos enriquecen culturalmente y nos hacen crecer personalmente.

Mejorar el ánimo. Los días de descanso nos hacen sentir más felices porque aumentan la producción de neurotransmisores como la dopamina, la serotonina y la endorfina, que están relacionados con el placer, la satisfacción y la euforia. Además, las vacaciones nos generan ilusión y expectativas positivas, lo que mejora nuestra autoestima y nuestra actitud ante la vida.




Planificando las vacaciones

En un mundo donde el estrés y las obligaciones dominan nuestro día a día, reservar tiempo para puede ser un acto de autocuidado tan poderoso como el viaje mismo. El simple hecho de organizar un descanso futuro tiene efectos terapéuticos en nuestra salud mental.

Estudios como el realizado por la Universidad de Surrey (Inglaterra) revelaron que las personas son más felices cuando planean sus vacaciones. Resultados similares obtuvo la Universidad de Cornell (Estados Unidos), que concluyó: “Quienes planean vacaciones (y las realizan) se sienten mucho más satisfechos con su vida en general, experimentan menos emociones negativas y, por lo tanto, disfrutan de un efecto netamente positivo”.

Por su parte, una encuesta del Institute for Applied Positive Research arrojó estos resultados:

  • El 97% de los entrevistados afirmó que planear un viaje los hace felices.
  • El 71% indicó que organizarlo con seis meses de anticipación les brindaba mayores niveles de energía.
  • El 74% expresó que la planificación les permitía relajarse en medio de la incertidumbre previa al viaje.

Para analizar los beneficios psicológicos de planificar un viaje, la revista UNAM Global (en la bibliografía) entrevistó a la Dra. Gabriela Carolina Valencia Chávez, experta en psicología de la FES Zaragoza.

La especialista explicó que el proceso de planificación de las vacaciones, involucra múltiples mecanismos cognitivos y emocionales: desde estructurar ideas hasta ejercitar la imaginación y la prospectiva (visión a futuro). Es el caso de quienes quieren rememorar sus experiencias de felicidad en alguna visita a una una montaña, un río o una metrópoli extranjera.

Bella mujer disfrutando la playa
| Las playas son una de las opciones más buscadas para vacacionar
 

Además, destacó que la planificación, además de conducir a la meta (el viaje), genera una doble gratificación: la recompensa del descanso (por el arduo trabajo que se realiza a diario) y las emociones positivas asociadas a la planificación.

“Seguramente, a muchos les ha pasado que, al hacer el itinerario, piensan en conocer un lugar nuevo o, si ya lo visitaron, rememoran lo bonito que es y los momentos vividos. Eso nos llena de emociones positivas, nos tranquiliza e incluso tiene un efecto terapéutico. Planear centra nuestra atención, nos motiva y nos emociona”, comentó.

La planificación también rompe con la monotonía cotidiana, ofreciendo un escape mental a las presiones laborales o académicas. Incluso puede estimular la creatividad y la generación de nuevos proyectos.

Por otro lado, Valencia Chávez resaltó que organizar un viaje en familia fortalece los vínculos afectivos; y dice:

“Las vacaciones son clave para la interacción social. Coordinar actividades entre todos genera coincidencias, refuerza la unión y crea expectativas compartidas, lo cual es fundamental para el bienestar familiar”.

No obstante, a pesar de todos los aspectos positivos, es necesario que en nuestra planificación contemplemos escenarios negativos, es decir, que alguien no pueda asistir, que el descanso establecido no sea otorgado o que surja algún otro inconveniente. Esto, afirmó la experta de la FES Zaragoza, nos permite mantener el momentum que ganamos con la proyección vacacional y anticiparnos creando un plan B o C.

Familia feliz
| La planificación vacacional es un mmento familiar de mucha expectativa.
 
“Siempre hay que mantener expectativas realistas a la hora de planificar las vacaciones, porque, si son demasiado altas o las cosas no salen como uno las había previsto, toda esa emoción y motivación se derrumba. Hay que aprender que las cosas a veces no salen como queremos, que hay imprevistos, y ser tolerantes. Precisamente, para evitar estos inconvenientes, hay que tener otras opciones que nos permitan llegar a esa satisfacción que previamente habíamos contemplado y evitar la frustración”, dijo.

Planificar unas vacaciones no solo es un proceso logístico, sino también una experiencia emocional que contribuye al bienestar mental. La anticipación de un descanso futuro proporciona beneficios psicológicos concretos, como la reducción del estrés, el aumento de la motivación y la mejora de las relaciones interpersonales. Sin embargo, es fundamental mantener expectativas realistas y estar preparados para posibles imprevistos, para que la planificación no pierda su efecto positivo y no desemboque en una frustración.

Se recomienda llevar un botiquín de viaje que contenga un antiinflamatorio, un medicamento para la fiebre, para la diarrea, para alergias, vendas, alcohol, gel y desinfectante en toallas. Protegerse del sol es vital, por eso se debe preferir ropa con mangas largas de telas delgadas, pantalones en vez de shorts y tener una hidratación constante.

En conclusión, conforme a los diferentes estudios científicos, las vacaciones son un factor clave para nuestra felicidad y nuestra salud. Por eso, es importante planificarlas con antelación, elegir un destino que nos guste y aprovechar al máximo cada momento. Así podremos disfrutar de los beneficios de las vacaciones durante y después de ellas.

expresion de felicidad en una bella  mujer
¡Me voy de vacaciones!
 

Bibliografía